Instalación de máquinas tragaperras en cádiz

El camino que han recorrido las máquinas tragamonedas es tan largo que no se sabe a ciencia cierta quién las inventó. De hecho, en el siglo XIX existían dos prototipos de máquinas que pudieron ser el origen de las máquinas tragaperras actuales.

El más conocido lo firma Charles Fey, un alemán que emigró a Estados Unidos y que en 1895 presentó la máquina Liberty Bell, que se basaba en la lotería de la época, Policy. El segundo prototipo es el de Sitmman y Pitt, que surgió en 1887 y estaba basado en el sistema del póker.

Parece obvio, ¿no? Estas máquinas ‘tragan perras’, es decir, monedas, por lo que parece lógico que se llamen como se llaman. Pero, ¿por qué se le llama ‘perras’ a las monedas, y cómo dio eso origen al término ‘tragaperras’? Pues bien, tenemos que remontarnos a 1941.

A las pesetas españolas se les llamaba perras. Existían perras gordas, que valían diez céntimos de peseta, y perras chicas, que valían cinco céntimos. Estas monedas eran las que se utilizaban para jugar a las máquinas recreativas, por lo que se las empezó a llamar máquinas tragaperras.

Hoy, por supuesto, las máquinas han evolucionado y funcionan con euros, pero máquinas ‘tragaeuros’ no suena tan llamativo, ¿verdad? Por eso, siempre se las llamará máquinas tragaperras.

Las máquinas tragamonedas pueden almacenar grandes premios en su interior y, quien esté en su día de suerte, puede llevarse un buen pellizco a cambio de unas pocas monedas. Eso fue lo que le ocurrió a un joven en Las Vegas, según recoge el Libro Guiness de los Récords.

El joven estaba jugando a una máquina tragaperras en el Hotel y Casino Excalibur, el 21 de marzo de 2003. Sucedió entonces que el joven se llevó el premio gordo, que en ese caso fue de, agárrate: ¡39.713.982,25 dólares!

En Las Vegas también se entregó el segundo mayor premio de la historia de las tragaperras, en el Casino Desert Inn, en enero del 2000. En este caso, el agraciado se llevó un premio de 34,9 millones de dólares. ¡Ahí es poco!

En la actualidad, las máquinas tragaperras ofrecen sus premios gracias al mecanismo RNG, o Random Number Generator. Este sistema, como su propio nombre indica en inglés, es un generador aleatorio de número que elige al azar los símbolos y posiciones que tendrá cada partida.

De este modo, las tiradas son completamente aleatorias, por lo que en todas las partidas se tienen las mismas posibilidades de ganar, eliminando el efecto de la “máquina caliente”. De este modo, se evitan posibles fraudes y todos los jugadores tienen las mismas oportunidades.